“¡Ya lo sabía!”, “¡lo sospechaba!”, “¡no lo dudo ni tantito!”, son probables exclamaciones que cualquier persona puede vociferar al recorrer el retórico Nuestro inframundo y los 7 infiernos de México que delinea el periodista Rafael Loret de Mola y en ello el fango y la podredumbre del mundillo de la real politik. Tal vez el autor, a efecto de atenuar la forma de exponer la cruda información que él sostiene, monta una escenografía en la que diferentes actores desarrollan sus parlamentos que los desnudan y muestran trágicos episodios de nuestra historia contemporánea; quizá por didáctica.
En este tenor, el primer infierno que el autor denomina Xibalbá (La Puerta Cuatro), nos cuenta intríngulis, anécdotas, escenas cuyo foro histriónico es la casa presidencial, Los Pinos. Y claro, quiénes juegan el rol protagónico son quienes la han habitado y habita actualmente. Con este somero asomo, se comprende el por qué todo personaje morador de esta residencia es recordado con encono, con burla, rabia, nunca con afecto o respeto. Si ellos piensan que la historia los absolvió o absolverá, el pueblo jamás.
El siguiente infierno es Hunahpú (La Maestra Guerrera), en éste, el papel protagónico es líder sindical y de manera especial -y hasta paradigmática-, Elba Esther Gordillo. Y vaya infernal que ha sido para los trabajadores los oficios de estos nefastos personajes. Algunos caen de la gracia del poder cuando lo retan, pero las historias de corrupción e impunidad parecen ser la norma y la moneda de cambio a la hora de las contiendas electorales.
Vacub-Camé (Demonios del señor) es el tercer infierno y toca ahora mostrar rasgos de siniestros esbirros, operadores del trabajo sucio siempre necesario para la salud del estado. Representativo es Fernando Gutiérrez Barrios, personaje de los sótanos y las cañerías del poder y agente de la CIA, aunque el autor no deja de señalar personeros contemporáneos. El cuarto infierno es Mictlán (Las Tumbas del Norte). En este apartado se constata que la percepción social respecto a la incumbencia del gobierno gringo y sometimiento de las autoridades mexicanas al mismo es cada vez más sólido.
Xólotl (Perros Gigantes), quinto infierno. …¿quiénes son estos xólotles gigantes…? ¿Los prestanombres que extienden los intereses financieros foráneos a cambio de ceder en rubros estratégicos? ¿Un ejército poco nacionalista y dispuesto a venderse…? ¿La clase política que merodea los centros del poder en Washington, …en demanda de avales para mandar un conglomerado sumiso, dependiente… y acostumbrado a ser saqueado cronológicamente? ¿Todos ellos juntos? pp. 171-172.
Teocallis (Sumos Sacerdotes) sexto infierno. En la tragedia nacional, no podían faltar los pastores de almas, puesto que el asunto espiritual es negocio y poder. La sotana y la cruz desfila en una pequeña muestra sórdida de cómo es un poder fáctico. El séptimo infierno, Halach Winikil (Futuros Gobernantes). ¿Importa acaso el nombre del candidato y las siglas del partido? ¿A quién sirve y quién da el visto bueno final y definitivo a efecto de llegar Xibalbá? Estas son algunas de las reflexiones producto de la información vertida en este último infierno.
Nuestro Inframundo… abunda en datos, nombres, cifras, años que no atentan contra el sentido común o abonan al sospechosismo (v. gr. el cártel del paraíso: capos, testigos protegidos que son nominalmente muertos, pero el autor suspicaz habla de que posiblemente estén vivos con otra identidad, libres ya de toda persecución). Acaso este libro -como los de este tipo de periodismo-, sean un insumo para recordar lo que ha de venir..
Fuente: Pablo Reyes, Libros Ampleados
Leer más:
[1] Presentación del libro Nuestro Inframundo: Los 7 infiernos de México, Rafael Loret de Mola (Video. Instalaciones de JUS en Donceles 66 en el Centro Histórico).
Rafael Loret de Mola. Nuestro Inframundo: Los 7 Infiernos de México. México: Jus, 2011. 309 pp. ISBN: 9786074121278